Desde mediados de los anios '80 los analisis de la post-moderni-
dad han insistido en senialar que la creciente expansion de la globa-
lizacion como consecuencia "logica del capitalismo tardfo" (Jame-
son, 1984) es acompaniada por un relajamiento de la cultura y la
politica popular de la territorialidad. Nociones mas du'ctiles y
moldeables del referente territorial parecen tomar la primacia en
la reproduccion cultural y en la reconfiguracion de identidades et-
nicas que antes de la diaspora se conciben casi siempre al unisono
con el propio espacio "natural" primordial. "Los grupos migran
-seniala Appadurai (1991:191)1-, se reagrupan en nuevas localida-
des, reconstruyen sus historias y reconfiguran sus 'proyectos' etni-
cos. El etnos en etnografia toma una calidad resbaladiza, deslocali-
zada. Los grupos ya no estan apretadamente territorializados, es-
pacialmente amarrados...". Los procesos simbolicos y concretos de
desterritorializacion y re-territorializacion parecen volverse el eje
de la dinaimica de reproduccion cultural de las diasporas etnicas y
nacionales. Para millones de ciudadanos del mundo y de indigenas
americanos el aimbito territorial que sirvio de andamio cultural y
cosmol6gico, de paradigma inmanente al que se remitfa toda cele-
bracion de continuidad social, se ha globalizado por efecto de la co-
municacion, de la migracion, del retorno, de la bi-focalidad y multi-
focalidad de vida de los que migran ciclicamente y estan involucra-
dos existencialmente en uno, dos, mu'ltiples espacios culturales,
viviendo vicariamente en todos a la espera de vivir plenamente (y de
morir) en el propio espacio primordial.
El espacio territorial globalizado, sea este el de una comunidad
Mixteca o Zapoteca de la Sierra Madre del sur de Mexico o de Fres-
no o de Los Angeles, o el de una comunidad de pastores Quechua de
Wyoming, se estai tornando siempre mais en un escenario de flujos,
de transitos y temporalidades ciclicas cuyos ritmos dependen
siempre menos de la naturaleza autoctona y siempre mas de las
fuerzas inescrutables del mercado. La experiencia de la localidad
se vuelve por lo tanto experiencia de transito, de precariedad, de
incertidumbre. En la voz del poeta Zapoteco Vfctor de la Cruz: "El exilio es difi-
cil en su comienzo, pero una vez que empieza es au'n mas dificil que
termine; y asf los exilados iremos de pueblo en pueblo en busca de
ese lugar que nos detenga, nos de raices, ramas y frutos" (de la
Cruz, 1983: 19). Pero ,por que el exilio, ,por que el destierro? LEs la
desterritorializacion, el cuestionamiento de la estabilidad primor-
dial del propio espacio historico "natural' y social causado por los
ulitimos embates del proyecto globalista lo que esta causando el exo-
do circular masivo de los campesinos indigenas de America? Ob-
viamente la pregunta formulada de esta manera irrita a los
economistas, a los sociologos y posiblemente a los antropologos que
no se declaran aun post-modernistas. Me parece ingenuo y ahis-
torico, sin embargo, proponer que destierro, exilio, deportacion eco-
nomica, migracion, 'internacionalizacion" territorial, imperialis-
mo espacial y ecologico y, en una palabra, el desmantelamiento del
cosmos espacial/cultural indigena para sometimiento de sus pue-
blos, sean fenomenos recientes del "nuevo orden mundial" o neo-
imperial. La historia, como se sabe, empezo mucho antes y con
otros nombres, pero con contenidos muy similares.
El espacio indigena, de hecho, se globalizo en el siglo XVI. Y de
violencia en violencia nunca mas ha visto "el retorno de sus dioses",
salvo en los esporadicos y mal historiados episodios que lograron
recuperar breves autonomias locales o margenes mas amplios de
soberanias etnicas. La conciencia de la ruptura, de la intrusion, del
desmembramiento y de la dispersion del cuerpo social y cosmico
indigena aparece con toda claridad en las narraciones y anales in-
digenas del Taki Onqoy, de Inkarri, de Huaman Puma de Ayala,
del Inca Garcilaso, de Blas Valera, del Chilam Balam, de los
Anales de los Kaqchiqueles, y de todas las literaturas indigenas
americanas del siglo XVI en adelente.
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos estan esparcidos.
Destechadas estdn las casas,
enrojecidos tienen sus muros....
Llorad, amigos mios,
tened entendido que con estos hechos
hemos perdido la naci6n mexicatl.2
Nuevas lecturas deseuropeizadas del Inca Garcilaso de la Vega
(Ortega, 1992) y Huamain Puma de Ayala (Adorno, 1988) recuperan
el contenido de critica radical al colonialismo (quizas entre las
primeras obras de critica indigena al colonialismo europeo) a
traves de la cronica de la disgregacion intencional del orden cosmi
co-territorial andino. En la critica de Huamain Puma los ejes orde-
nadores de la imago mundi del Tawantinsuyu han sido desplaza-
dos y rotos por la irrupci6n europea y por la consiguiente separa-
cion y desperdigamiento del pueblo indigena. "Pachacamac, may-
pim canqui?" exclama Huamain Puma ante el caos: "Creador del
mundo, zdd6nde estas?".
Cinco siglos despues, a miles de kilometros del mundo andino,
otro critico indfgena del colonialismo, el poeta zapoteco Victor de la
Cruz, sigue haciendose las mismas preguntas3.
... Por qu6 no escribimos sobre las verdes hojas,
sobre las nubes, sobre el agua,
en la palma de la mano.
Por qu6 sobre el papel,
d6nde nacio el papel,
que naci6 blanco
y aprisiona la palabra nuestra;
la palabra que esculpieron nuestros abuelos,
la que cantaron en la noche,
cuando danzaron,
la que usaron para decorar sus casas,
dentro de sus santuarios,
en sus palacios reales.
Quien trajo la segunda lengua
vino a matarnos con nuestra palabra,
vino a pisotear a la gente del pueblo,
como si fu6ramos gusanos
caidos del arbol, tirados en la tierra.
ZQuienes somos, cual es nuestro nombre?
Nuevas tierras para viejos destierros (o acerca de la neo-
globalizacion)
ZQue es lo que ha cambiado para los pueblos indios de America
en esta fase tardia del capitalismo global? ,Que hay en estos proce-
sos de desmontaje y reestructuracion espacial cultural conducidos
por las manos ocultas de la economia politica de las corporaciones
transnacionales que no haya sido ya vivido por los indigenas
durante los uiltimos cinco siglos de sujecion? Formulada de otra
manera la pregunta serfa: ,Cuailes son las nuevas condiciones de
vida, de cultura, de identidad indigena que se dan al otro extremo
de la larga y tortuosa piramide de explotacion econ6mica y opresi6n
etnica instaurada por el colonialismo hace cinco siglos, refinada
por siglo y medio de capitalismos nacionales neo-dependientes y
finalmente re-articulada a escala mundial por el capitalismo
avanzado de las corporaciones globales?
Voy a intentar una primera respuesta parcial antes de desarro-
llar de manera un tanto descriptiva las caracterfsticas de la neo-
globalizacion indigena.
1) Claramente el rasgo distintivo radical de la globalizacion
contemporainea constitutiva de la modernidad (y post-modernidad)
frente a la "internacionalizacion" de los periodos previos se encuen-
tra en el crecimiento inaudito, masivo, omnipresente de la comuni-
cacion de masas. Hay antenas parabolicas, conexion vifa satelite,
videocaseteras, comunicacion por "internet", telefax y radios en las
comunidades indigenas del hemisferio. El caso ma's notorio y
paradigmaitico es el de los insurgentes zapatistas mayas de la Selva
Lacandona cuyas caras enmascaradas aparecieron en todo el
mundo el dia dos de enero de 1994 gracias a la cadena televisiva
CNN y cuyos comunicados poetico-libertarios llegan en tiempo real
a todas las computadoras terminales via Internet y World Wide
Web. Pero hay las anecdotas ma's modestas de la dirigencia indige-
na mapuche del sur de Chile que se comunica por fax con las ofici-
nas de gobierno en Santiago, o el dirigente Quichuaruna de la
CONFENIAE en Ecuador que viaja con su computadora "laptop",
modem y conexion de E-mail, o los Kayapo de la selva brasilefna que
usan la videocasetera para denunciar ante la comunidad interna-
cional y el gobierno de Brasil los abusos de los invasores de sus tie-
rras.
2) Un segundo punto distintivo: los pueblos indigenas forman
ya parte del creciente movimiento de la sociedad civil mundial que
esta articulando respuestas "desde abajo" a la globalizacion im-
puesta desde arriba.
3) Los eventos de las utltimas decadas de este siglo han demos-
trado tanto en Latinoamerica como en otras partes del mundo el fin
de la ilusion y ficcion nacionalista integracionista. Estamos
asistiendo a los uiltimos estertores de un modelo de estado-nacion
asimilacionista que es incluso obsoleto para el nuevo proyecto del
capitalismo global.
4) El fin del nacionalismo asimilacionista va acompaniado de la
crisis del nacionalismo de estado y del resurgimiento de los "na-
cionalismos" locales.
5) La proliferacion de nacionalismos etnicos y autonomias re-
gionales, aun en sus desafortunadas vertientes ma's fundamenta-
listas y dogmaiticas, ha creado un ambiente politico-cultural que fa-
vorece los procesos de redefinicion de las identidades etnico indige-
nas en terminos autonomos y soberanos.
Veamos los hechos. A partir de la decada de los '60, a lo largo
del hemisferio, hemos asistido a un creciente proceso de movimien-
tos demograficos masivos de los pueblos indigenas, de desenraiza-
miento territorial, de fenomenos de deportacion economica y
politica que toman la forma de migraciones ciclicas a otras iareas
rurales de mayores oportunidades de empleo, a centros urbanos y
al extranjero. Las viejas imaigenes antropologicas convencionales
de pueblos indigenas que viven en comunidades rurales agricolas
relativamente estables y aisladas del resto de la sociedad nacional,
estan siendo desafiadas por una nueva y compleja realidad trans-
formada en la que indios de Mexico, Centroamerica y America del
Sur migran de manera creciente a los Estados Unidos como traba-
jadores rurales y urbanos, como deportados economicos y como
refugiados politicos. Incluso la composici6n etnica de las comuni-
dades estadounidenses de recepci6n Ilamadas "Chicano", "Latino",
"Latinamerican", "Mexican-American" o "Hispanic" esta cambian-
do drasticamente debido a la presencia masiva de indigenas de
America Latina. Indigenas Mixtecos, Zapotecos, Chinantecos, Tri-
ques, Purepechas, Kanjobales, Quiche, Keqchi, Mam, Ixil, Garifu-
na, Misquito y hasta Quechua peruanos y Quichua ecuatorianos,
para mencionar solamente a los mas importantes, se estan volvien-
do un componente substancial de la llamada comunidad Latina de
los Estados Unidos (Zabin, Carol, M. Kearney, et al., 1933; Alta-
mirano, 1991; Varese, 1992). Sintomatticamente hay un sentido
generalizado de incomodidad y ambiguedad en las comunidades
hispanohablantes latinas en relaci6n a las varias denominaciones
etnicas en uso que no definen ya con acierto a una realidad social
crecientemente indo-americana.
Por otra parte se vuelve a reconocer el caracter transnacional,
trans-fronterizo y trans-estatal de numerosas etnias indias como
un hecho hist6rico de larga duraci6n que se remonta al reparto te-
rritorial colonial y a su ulterior confirmaci6n post-colonial. En va-
rios paises de Latino America, un mismo grupo indigena comparte
territorios fronterizos contiguos pertenecientes a estados-naciones
distintos. Para mencionar nuevamente a unos cuantos ejemplos:
hay Aymaras en Peru', Bolivia, Chile y Argentina; Quechuas en
Ecuador, Peru y Bolivia; Shuar-Aguaju'n en Peru y Ecuador: Embe-
ra en Panama' y Colombia; Yanomamo en Venezuela y Brasil;
Miskitos y Garifunas en Nicaragua, Honduras y Belize; Mayas en
Mexico, Guatemala y Belize; Mapuches en Chile y Argentina;
Yaqui, O'hotam y Kikapu en EE.UU y Mexico, etc.
Las viejas unidades, circunscripciones y niveles de analisis
antropol6gico -la comunidad agricola rural, la region indigena, las
areas multietnicas e incluso el espacio del estado-naci6n- se estain
volviendo estrechas e insuficientes para la comprensi6n de etnici-
dades y movimientos sociales en los que se combinan la defensa de
la soberania local con la lucha por derechos humanos, laborales,
culturales, ambientales a escala etnica y multietnica transnacio-
nal. De manera difusa, casi clandestina, estain surgiendo redes de
relaciones transnacionales y trans-estatales entre actores sociales
no-estatales. Los indfgenas, miembros historicamente marginales
de la sociedad civil latinoamericana, estan participando activamen-
te en esta reconstitucion de una sociedad civil transnacional y
estan literalmente intentando obviar la mediacion de los estados y
reubicar el campo de autoridad en una sociedad civil global, de ca-
racter transnacional aunque con lealtades etnico-culturales
claramente afirmadas (Brecher, Brown Childs, Cutler, 1993; Brysk,
1992). El reconocimiento de la existencia de un movimiento indigena
transnacional que articula las luchas locales, es decir la soberania
comunal, con demandas de derechos indigenas universales en los
campos economicos, politicos, sociales, culturales y ambientales re-
quiere, obviamente, de un cambio de paradigma analitico y de
praxis polftica. Para este fin creo necesario rastrear, de manera
necesariamente sintetizada, las condiciones hist6ricas en las que
se conformaron las etnicidades indias bajo el dominio colonial y
post-colonial, poniendo enfasis especialmente en la construccion
"desnacionalista" y "desestatizada" de las identidades sociales
indfgenas. Propongo como hipotesis que la propia esencia y
condiciones estructurales necesarias para el proyecto colonial de
dominio de los pueblos indigenas y del sucesivo proyecto post-
colonial (o neo-colonial si se prefiere) de integracion/ asimilacion,
indujeron conformaciones etnico-sociales indias particularmente
perif6ricas a la institucionalidad politica del estado nacional,
aunque permanentemente asediadas por los intentos del capital y
del propio estado de integracion desigual y asimetrica de los
productores y trabajadores indios al sistema de mercado. Las
propuestas asimilacionistas del estado/capital que se ejercen
exclusivamente en el campo de la explotacion economica sin una
correspondiente apertura de las instituciones pollticas y de los
mecanismos de participacion democratica establecidos
selectivamente para el resto de la ciudadania nacional, revelan la
contradiccion esencial de la economia politica del estado liberal. Al
mismo tiempo este desenmascaramiento de las politicas
nacionales posibilita en las dirigencias indigenas contemporaneas
la concrecion de programas que buscan como interlocutor no
exclusivamente al estado-nacion especilfico debilitado en sus
relaciones con los poderes transnacionales , sino a los organismos
internacionales de desarrollo y a la propia "sociedad politica global"
propuesta por el proyecto neo-imperial.
Hoy en dia organizaciones multietnicas transnacionales como
COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indigenas de la
Cuenca Amazonica)4, CONIC (Comisi6n de las Naciones Indfge-
nas del Continente), el Grupo de Trabajo sobre los Pueblos Indige-
nas de la ONU, y los representantes internacionales de organiza-
ciones indias nacionales como CIDOB de Bolivia, UNI de Brasil,
ONIC de Colombia, CONFENIAE de Ecuador y AIDESEP de Peru5
entienden con claridad que el poder economico y politico que ame-
naza la soberania local de los pueblos indigenas se encuentra des-
igualmente distribuido entre las corporaciones y agencias intergu-
bernamentales transnacionales y los gobiernos nacionales. Com-
prenden, posiblemente mejor y con menos apego sentimental que
las elites gobernantes de Latinoamerica, que la propuesta de un
"nuevo orden mundial" o la globalizacion neo-imperial estat cam-
biando las reglas del juego y debilitando a las soberanias de los es-
tados nacionales para dar mas espacio al proyecto de las corpora-
ciones transnacionales, que son, finalmente, las reales organizado-
ras de la economfa politica mundial de fin de siglo6.
Un cierto desnacionalismo Indio
Para los pueblos indigenas de America la pertenencia
nacional, y consiguientemente la experiencia de ciudadanfa, ha
sido siempre un ejercicio ambiguo y disparejo. Cuestionados desde
el principio en su propia humanidad por los invasores europeos,
desterrados por el colonialismo al confin de una institucionalidad
incierta y embrollada, finalmente conminados durande los uiltimos
dos siglos de vida republicana a dejar de ser colectivamente para
poder sobrevivir individualmente, llegan los pueblos indios a la
puerta del tercer milenio con la advertencia de que les espera un
"nuevo orden mundial" en el que sus identidades y lealtades
culturales especfficas tendran que ser sacrificadas, una vez mas,
en aras de un proyecto neo-imperial de "globalizacion desde arriba"
(Falk,1993: 39-40). El sistema de ciudadania inconcluso y mutilado
que el estado-naci6n liberal burgues pretendio ofrecer a los pueblos
indfgenas encerrados en sus fronteras territoriales se basaba en
una secuencia de ficciones ideol6gicas y legales que proclamaban
igualdad universal de membrecia y participacion en la comunidad
politica nacional y en la economia de mercado. La experiencia
politica de los pueblos indigenas, sin embargo, ha probado
reiteradamente a lo largo y ancho de America la crueldad de un
orden social jerarquizado en el que clases privilegiadas y grupos
etnico-raciales dominantes pueden ejercer un derecho
discriminado y selectivo de ciudadania sobre grupos economicos,
sociales, politicos y etnicos subordinados que son sistemaLticamente
privados o mutilados en sus derechos ba'sicos individuales y
colectivos.
El resultado l6gico y sin embargo indeseado por las elites diri-
gentes, de este largo proceso de asimilaci60n desigual y discrimina-
toria de los indigenas a las varias comunidades nacionales, ha sido
el de generar, al interior de las entidades colectivas indias, condi-
ciones de alienacion polftica frente a la naci6n y a su estado, asi
como modalidades de reproduccion cultural fundadas sobre el dis-
tanciamiento de las etnias indigenas de las instituciones naciona-
les y su repudio de las mismas como posible mecanismo y objetivo
de integraci6n a la sociedad nacional dominante. Se puede afirmar
que desde los primeros afios de la invasion europea en el siglo XVI
hasta la actualidad, para las sociedades indigenas de America la
propia sobrevivencia colectiva ha constituido un viaje recurrente en
el reino de la ambiguiedad, un recorrido entre el dificil manteni-
miento y reproduccion de una existencia e identidad colectiva
autonomas y el mas ilusorio traspaso individual al sector social no
indlgena que promete compensar la abdicacion de la propia etnici-
dad con el atractivo de ascenso economico y la eliminacion de los
estigmas culturales y raciales.
Una historia apretada de las relaciones de los pueblos indige-
nas, especialmente de las aireas civilizatorias agrarias mesoameri-
canas y andinas, revela que desde sus inicios los estados euroame-
ricanos coloniales, y posteriormente republicanos, se involucraron
en el establecimiento y expansion de una division global del trabajo
integral e interdependiente (aunque antagonista y competitiva), asi
como en una divisi6n internacional del uso y apropiacion del medio
ambiente. La misma nocion liberal decimon6nica de un mercado
de trabajo "libre" que se desarrolla como una masa humana
inherentemente circunscrita y homogenea sujeta a una
administracion estatal particular, tiene que ser revisada. De hecho
los recientes fenomenos de transferencia transnacional masiva de
fuerza de trabajo barata y controlable es solamente una
manifestacion contemporanea de una tendencia hacia la interna-
cionalizacion de la division del trabajo que ha sido
sistemaiticamente construfda por los proyectos imperiales durante
los uiltimos cinco siglos. El trafico de esclavos africanos y el sistema
de plantaciones coloniales son seguramente los ejemplos mas
dramaLticos de esta caracteristica estructural de la economia
politica global inaugurada por la expansion europea7. Sin embargo
es claro que desde el siglo XVI la entera formacion multietnica de
las Americas fue constantemente ajustada y reformulada por los
intereses combinados del estado y del capital en el control de la
fuerza de trabajo indigena.
Bajo la definicion e institucionalizacion colonial de una "india-
nidad generica" sefialada por Guillermo Bonfil Batalla, que nego
validez historica y realidad cultural especifica a las centenares de
nacionalidades etnicas indlgenas, el sistema imperial europeo
privo a las sociedades indias de sus vinculos e identidades cultu-
rales en un intento de debilitar la reconstitucion de "naciona-
lismos" indios basados en lealtades etnico-linguisticas. El resultado
imprevisto de esta praLctica institucional fomentada por el estado
colonial, fue el surgimiento de un doble y contradictorio proceso de
etnogenesis. Por un lado un sector de los pueblos agrarios indige-
nas mesoamericanos y andinos se fueron encerrando en las unida-
des locales de produccion y reproduccion: la comunidad indigena,
la aldea, "la repuiblica de indios". Estos son los indigenas que ase-
guraron el aprovisionamiento de una mano de obra circular extraf-
da peri6dicamente por la "mita" andina, las reducciones, los obra-
jes, la hacienda, las plantaciones y las minas.
Por otro lado "nuevos pueblos indigenas" iban emergiendo y
siendo formados por las necesidades cambiantes de un mercado de
trabajo crecientemente diversificado. Estos nuevos sectores indios
se iban perfilando como parcialmente desraizados, igualmente co-
nectados a la comunidad original y al nuevo lugar de trabajo,
menos conservadores en terminos de identidad cultural, mas
adaptables a los nuevos entornos y sobre todo, mas efectivos en el
uso de sus etnicidades como un instrumento estrategico flexible. De
estos contingentes, asi como de la elites comunales de curacas y
caciques, surgieron, durante los uiltimos cinco siglos, las figuras
indias politicas y revolucionarias mas prominentes: Tutpac Amaru,
rico comerciante y arriero Quechua dedicado al comercio transna-
cional; Juan Santos Atahuallpa, Quechua cuzquenio educado en
latln y con experiencia en politica internacional; el Aymara Tu'pac
Katari; el Maya Jacinto Kanek, los Paez Juan Tama y Quintin
Lame, solamente para mencionar unos cuantos nombres.
En otra ocasion he intentado rastrear la conformacion historica
de los intelectuales nativos argumentando que la identidad
generica india fomentada por el estado colonial, se torn6 desde el
comienzo en la forma de identidad de la nobleza y elite indigena,
mientras que la identidad comunal devino en la individualidad et-
nica primaria del campesinado indigena (Varese, 1991). La separa-
cion entre una elite indigena y los comuneros subordinados, con-
firmada y reafirmada por la administracion espantola, activo una
creciente diferenciacion de clase entre la intelectualidad india y las
masas rurales. Los intelectuales, en su mayoria urbanos, se trans-
formaron en una aristocracia literata dependiente que recreo una
nueva memoria historica para una nueva identidad en la que se
combinaban antiguas expresiones de codices, glifos, "quipus", lite-
raturas orales y la nueva prestigiosa escritura alfabetica (Grud-
zinski, 1988; Stern, 1982)8. Aunque el discurso critico y etno-nacio-
nalista de estas elites indias busc6 fundamentalmente defender sus
intereses de clase a lo largo del periodo colonial, desde la segunda
mitad del siglo XVIII estas se involucraron de manera creciente
en movimientos y rebeliones populares extendiendo el debate
politico indigena hacia las ideas de naciones, estados y reinos
indios autonomos (Barabas, 1987; Stern, 1987; Taylor, 1979; Varese,
1973; Zarzar, 1989). Estas movilizaciones de etno-nacionalismo indio
supieron, en ocasiones, amalgamar los agravios experimentados
por las elites indias con las desigualdades e injusticias sufridas por
el campesinado, logrando superar de esta manera las diferencias
impuestas por aspiraciones metropolitanas y percepciones parro-
quiales.
Aunque el proceso de independencia politica de los paises lati-
noamericanos y la subsiguiente hegemonia del Liberalismo dio un
golpe mortal a las elites indias como clase, pequenios sectores de in-
telectuales y desclasados indigenas pudieron mantenerse y repro-
ducirse en los espacios orbitales de las comunidades indias rurales
y en los intersticios de la nueva institucionalidad del estado nacio-
nal republicano Estos intelectuales conforman una pequenia bur-
guesia indigena: un sector de pequenios burocratas, caciques loca-
les, comerciantes, maestros de escuela, estudiantes y profesionales
que crece al amparo de una economia de mercado en expansion y
de su aparato estatal. Su asociaci6n con el campesinado indigena
puede ser a veces distante,. ideologizada, paternalista e incluso
arrogante, sin embargo esta relacion contradictoria y ambigua ha
entrelazado la vida de las comunidades indigenas durante siglos e
ilumina la historia de la resistencia politica y de la tenacidad cul-
tural indigena.
En el curso de los utltimos siglos el establecimiento y consolida-
cion del estado colonial y republicano se ha basado en la maximiza-
cion de la explotacion laboral cuidadosamente organizada sobre las
lfneas divisorias etnicas y la delineacion etno-territorial. La incor-
poracion de las etnicidades indias a la division global del trabajo
configuro diferenciaciones de clase intraetnicas asi como desi-
gualdades interetnicas en la economia y en el acceso y ejercicio del
poder polftico. El resultado de un tratamiento diferenciado del esta-
do y del capital a las poblaciones y regiones etnicas ha sido la pro-
duccion de una compleja estructura de clase que atraviesa y per-
mea la entera configuracion multietnica indigena. A esta estructu-
ra etno-clasista multidimensional de los pueblos indfgenas le co-
rresponde, en la actualidad, un igualmente intrincado panorama
de niveles de conciencia etnica y de clase, de plataformas, organiza-
ciones y estrategias polfticas. Obviamente los diferentes tipos de ar-
ticulacion que cada una de estas clases y segmentos de clases indif-
genas ha establecido con la estructura nacional-estatal conforma el
estilo ideologico, las demanda s y el programa politico propuesto
por sus propias dirigencias.
Hay, sin embargo, un rasgo comuin que aparece con claridad a
lo largo del movimiento indio continental contemporaineo y de sus
organizaciones nacionales y transnacionales: los pueblos indigena,
organizados manifiestan una diluida y tibia lealtad nacional, una
disconformidad y oposicion al proyecto politico del estado-nacion no
solo en tanto expresion de clase de las elites, sino en tanto
propuesta cultural (etnopolitica) historica de los sectores mestizos y
criollos que por siglos antagonizaron las soberanias indigenas con
argumentos racistas y discriminacion etnico-social. Esta
propension a un desnacionalismo de estado de los pueblos indios
se constituye en un terreno ideologico y cultural f6rtil para la
expansion de la identidad colectiva hacia formas complementarias
y alternas de identificacion politico-cultural.
De esta manera la bu'squeda de autodeterminaciones particula-
res locales (comunales) que se gesta y negocia en el contexto insti-
tucional del estado-nacion como confrontacion de hecho entre
soberarnia local y soberania del estado, no agota la lucha polltica
indigena. Esta se ha extendido, en la uiltimas decadas, a la esfera de
las relaciones transnacionales en las que las organizaciones indi-
genas luchan por las soberanias etnicas de sus representados fren-
te a las pretensiones e intervenciones de entidades transnacionales.
Es el patrimonio y la soberania etnico-local lo que se defiende frente
a las intervenciones transnacionales que cuentan con la conniven-
cia o la indiferencia del estado nacional. La lucha de las nacionali-
dades indigenas de la Amazonia Ecuatoriana (SAIIC, 6, 1-2, 1991)
contra 22 companias petroleras transnacionales que operan en
territorios indlgenas con proteccion militar del estado ecuatoriano,
es esencialmente un conflicto que enfrenta a las soberanias indias
en defensa de su patrimonio etnico-nacional (territorio, recursos y
medio ambiente) directamente con las entidades transnacionales y
los organismos internacionales de desarrollo, obviando la interme-
diacion de un estado que ha demostrado repetidamente su incapa-
cidad en la defensa del patrimonio de las nacionalidades indigenas.
Hay decenas de otros ejemplos de esta nueva dimension transna-
cional de una lucha indfgena desnacionalizada que demuestran la
efectividad y el mayor exito relativo de un movimiento politico que
se proyecta en el escenario global post-nacional tal como ha sido
instituido por el proyecto de globalizacion neo-imperial.
Menciono al azar unos cuanto ejemplos para sefnalar la diver-
sidad de condiciones etnico-sociales de los pueblos indigenas asi
como de contextos nacionales. Parece ser caracteristica del proceso
de globalizacion y transnacionalizacion de la economia politica no
atribuir demasiada importancia a las diferencias de niveles de de-
sarrollo nacional y a los grados de 'integracion" a la economia de
mercado local de los pueblos indigenas. Los factores que importan
en las decisiones de intervencion e inversion tienen que ver mas
bien con la garantia de que el estado nacional mantenga condicio-
nes de "democracia de baja intensidad". Asi, por ejemplo, en cuanto
el gobierno Sandinista de Nicaragua fue reemplazado por una
nueva administraci6n mas favorable a las inversiones extranjeras,
el pequenio grupo etnico de los Sumo se vio literalmente asediado
por la companifa transnacional de Taiwan Equipe Enterprise que
con el apoyo del nuevo gobierno de Nicaragua obtuvo una concesion
de 375,000 has. de bosque tropical en territorio indigena. La respues-
ta de los Sumo fue buscar apoyo con las organizaciones no-guber-
namentales (ONS) internacionales, especialmente Conservation
International (SAIIC, 6, 1-2, 1991). Los Huaorani de Ecuador, por
ejemplo, lograron movilizar organizaciones ambientalistas nacio-
nales e internacionales en contra de la planeada explotacion petro-
lera de la DuPont-Conoco Oil Company en territorio indigena. La
campafia de la organizaci6n Huaorani, que conto con el apoyo de la
organizacion internacional indigena SAIIC (Oakland California) y
del Sierra Club Legal Defense Fund (de EE.UU.) tuvo exito y la com-
paflia petrolera cancelo las operaciones en territorio indlgena
(SAIIC, 6, 1-2, 1991). Las organizaciones de indlgenas de la Amazo-
nia peruana obtuvieron un exito parecido con el anuncio de la can-
celacion, en Septiembre de 1991, del contrato de la compaflia petro-
lera Texas Crude de Houston Texas con el gobierno peruano para
la exploracion de la region de Pacaya Samirfa en el Amazonas
indlgena (ibid.).
La estrategia de internacionalizar la lucha por los derechos
colectivos indigenas parece tener mas exito relativo que las movili-
zaciones politicas convencionales a nivel nacional. No solamente
las organizaciones indigenas internacionalizan la confrontacion
sino que abren simultaineamente frentes de accion en varios niveles
de la sociedad global: con la "sociedad civil transnacional", las orga-
nizaciones no-gubernamentales de ambientalistas, de derechos
humanos y de defensa legal; al mismo tiempo se dirigen a los orga-
nismos intergubernamentales financieros y tecnicos de desarrollo.
El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo se han
visto presionados a reformular sus politicas financieras y de desa-
rrollo para aireas indfgenas o de impacto en zonas indfgenas. Fi-
nalmente, desde hace casi diez anios, los indigenas han llevado el
debate y sus luchas a las Naciones Unidas a las que le reclaman
mayor democratizacion y posturas menos nacionalistas y mas pro-
pueblos sin estados.
La transnacionalizaci6n o globalizacion desde abajo de las lu-
chas indigenas forma parte de un movimiento creciente de re-
constitucion de la sociedad civil mundial. Es un movimiento que
responde a una larga crisis de estilo civilizatorio, como seniala Xa-
bier Gorostiaga (1993: 72-73). Un estilo de civilizacion que emergio
con un mundo unificado, inseparable historica y geograficamente
hace quinientos anios y sin embargo dividido por profundas fractu-
ras economicas, sociales, raciales y culturales, en el que pocos es-
pacios territoriales y sociales (naciones desarrolladas) centralizan
un inmenso poder que ha ido concentrandose de manera aun ma's
dramaLtica a partir del colapso de los socialis-mos de estado. "La po-
larizacion y asimetria entre un Norte de pocos habitantes y muchos
recursos y un Sur de muchos habitantes y pocos recursos constitu-
ye el eje de la crisis contemporanea" (Gorostiaga, 1993: 72). Este esti-
lo de civilizacion demanda una acumulacion ilimitada y progresiva
con concentracion de capital, tecnologia, poder en el Norte, y una
correspondiente depredacion de recursos y fuerza laboral, y de ex-
clusion politica de las mayorias del Sur (ibid.). La inercia de este
viejo proyecto global -aun bajo el renovado rubro nominalista de
"Nuevo Orden Mundial"- produce una creciente ingobernabilidad
de las periferias cuyas masas estan siempre mas oprimidas por el
peso del fracaso economico de sus propios gobiernos (la deuda
internacional, los ajustes economicos, la recesion reducen la
capacidad de intervencion y regulacion social del estado) (Ibid.).
Hay una paradoja esencial en este proceso de globalizacion y
transnacionalizacion de la economia politica de los estados nacio-
nales de Latinoamerica. El programa operado por los intereses de
las corporaciones multinacionales alivia al mismo tiempo los esta-
dos Latinoamericanos del peso de tener que jugar el rol empresa-
rial en lugar de las oligarquias y burguesias nacionales tradicio-
nalmente pasivas. Al mismo tiempo el proyecto corporado multina-
cional crea un problema de seguridad al estado nacional al amena-
zar precisamente una entidad nacional debil y vulnerable. Dos
fuerzas antagonicas entran, por lo tanto, en el escenario Latino-
americano de fines de siglo: una tendencia de consolidacion nacio-
nal en la que el estado continua actuando como el fundador y origi-
nador de la nacion que reconstruye y da sentido de unidad, a los es-
pacios etnicos y territoriales heterogeneos para beneficio de la clase
dirigente.
Por otro lado el proceso de transnacionalizacion de la economia
politica requiere de una transformacion ideologica y objetiva del es-
tado liberal del siglo XIX (centralizado, homogeneo, autoritario) en
una entidad ma's permeable y flexible, abierta a la penetracion de
las corporaciones. El resultado esperado es un movimiento de capi-
tal transnacional a aLreas menos controladas, a regiones mas
"libres": territorios indfgenas, entre otros, aun no totalmente explo-
tados, donde los controles ambientales y las organizaciones politi-
cas y laborales, si es que existen, son debiles y controlables. Conco-
mitantemente a este proceso de internacionalizacion del capital, del
trabajo y del medio ambiente, se vuelve un requisito indispensable
realizar una privatizacion del estado. Incluso funciones tan fun-
damentalmente estatales como la defensa y el orden policial liegan
a plantearse en terminos de privatizacion (fuerzas paramilitares
privadas en America Central y los paises andinos son el signo ine-
quivoco que inclusive la funcion represiva del estado esta demos-
trando fallas y requiere de una reactivaci6n neoliberal).
El escenario introducido por la firma del GATT (General
Agreement on Tariffs and Trade) y el TLC/NAFTA Tratado de Li-
bre Comercio/North American Free Trade Agreement) nos mos-
trara vastos y vulnerables territorios abiertos a incursiones relati-
vamente reguladas de corporaciones transnacionales que pueden
borrar completamente pequefias empresas y economias campesi-
nas, tomando ventaja de un ambientalismo laxo y de un medio
politico en el que un estado progresivamente desnacionalizado
puede cumplir eminentemente una funcion disciplinaria.
La nueva relacion estado-etnias, por lo tanto, se internacionali-
zara de manera creciente bajo una concepcion modificada de segu-
ridad de estado que buscara controlar toda tentativa de los pueblos
indigenas de ejercer soberanfa, derechos de propiedad y autodeter-
minacion sobre sus territorios, recursos, fuerza de trabajo, tecnolo-
gia y conocimientos. Dentro de este marco, cuestiones tales como la
preservacion de territorios y recursos, la titulacion de tierras, la
migracion, los derechos sindicales y de organizacion politica y la
operacion de empresas transnacionales en territorios indigenas,
seran tratadas por los estados nacionales como asuntos estrategi-
cos de seguridad nacional.
Sin embargo el raipido crecimiento de un movimiento transna-
cional para la defensa de los derechos indigenas parece indicar que
los pueblos indios han sabido transformar su debilidad y margina-
lidad politica domestica en un reconocimiento internacional
(Brysk, 1992). Frente al proceso mundial contemporaineo de
"globalizacion desde arriba" los pueblos indios han sabido
responder con una "globalizacion desde abajo" (Falk, 1993) al
cambiar sus estrategias pollticas de enfoques eminentemente
locales y nacionales al involucramiento comprometido de la
sociedad civil y politica internacional. La herencia colonial de co-
munidades locales fragmentadas y desconectadas de la entidad
etnica integral es rechazada a traves de la bu'squeda de una
estrategia etnica y multietnica comprensiva que recupera el ideal y
el objetivo politico de reconstitucion de soberanias indigenas totales.
Obviamente una concepcion extendida e integradora de la
etnicidad, que incorpora en el proyecto politico a la totalidad
territorial y de recursos bio-culturales en su profundidad historica,
asi como a los nuevos derechos sociales derivados de la diaspora y
de la presencia indigena en varios espacios nacionales y
transnacionales, requiere de ajustes dramaticos en la cultura
politica, en la practica social y en los metodos del movimiento de los
pueblos indigenas. Organizaciones politicas mas grandes, mas
complejas, que requieren de largas exploraciones en el campo de
las tecnicas de gestion y manejo democraitico deben de ser
imaginadas e implementadas. Mucho de esto esta' ya ocurriendo a
escala continental.
Quiero cerrar el circulo. En el nuevo movimiento indigena de
recuperaci6n de soberanias, asi como en el antiguo, hay espacio y
necesidades para poetas, escritores, narradores, cronistas, intelec-
tuales, criticos y creadores de todas las formas esteticas posibles.
Unas etnias, mas afortunadas que otras o tal vez ma's protegidas
por sus dioses, han logrado producir y reproducir pensadores y es-
tetas que se han apropiado de los instrumentos de los opresores: al-
fabeto, escritura, libros y ma's recientemente los medios de comuni-
cacion electronica. Otras etnias, con menos suerte, han optado por
clandestinizar sus creaciones y mantenerlas en la intimidad del
subsuelo de la propia cultura. No encuentro la logica del mercado
en esta distribucion desigual de los recursos e instrumentos cultu-
rales. Los indigenas Mixes y Chinantecos, vecinos de los Zapotecos,
solo recientemente empiezan a apropiarse del alfabeto latino y de la
escritura para usarlos en su lucha polftica. Los Zapotecos, en cam-
bio, han sido maestros en este arte desde por lo menos fines del
siglo pasado. El pequeiio grupo Maya Jacalteco de Guatemala ha
producido un escritor, poeta, cronista y antropologo de renombre ya
mundial: Vfctor Montejo (Montejo, 1987, 1991, 1992). Surgido de la
represion salvaje de los militares, de las matanzas y
desapariciones de mas de 150.000 personas, de exilios, de exodos de
miles de refugiados Mayas, Vfctor Montejo es una especie de
milagro, un testimonio de que una civilizacion entera puede ser
protegida en la fragilidad de una vida humana.
NOTAS
1. Citado en Michael Peter Smith. "Can You Imagine? Transnational Migration
and the Globalization of Grassroots Politics", Social Text, 39 (Summer, 1994,
p. 18).
2. Miguel Le6n Portilla, Visi6n de los vencidos, Mexico: UNAM, 1987, p. XVI.
3. Victor de la Cruz. Tu laanu, tu lanu, Quienes somos, cual nuestro nombre?, en
Victor de la Cruz (Coordinador) La Flor de la Palabra. Guie sti' didxaza. An-
tologia de la literatura zapoteca, (Edici6n bilinguie), M6xico: Premia Editora,
1983.
4. COICA, fundada en 1984, reune a 81 confederaciones inter6tnicas de pueblos
indigenas amaz6nicos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Peru que suman
cerca de un mill6n y medio de habitantes (Chirif, Alberto, Padro Garcia,
Richard Chase Smith, 1991).
5. CIDOB, Central de Pueblos y Comunidades Indigenas del Oriente Boliviano;
UNI, Uni6n de Naciones Indigenas del Brasil; ONIC, Organizaci6n Nacional
Indigena de Colombia; CONFENIAE, Confederaci6n de Nacionalidades Indige-
nas de la Amazonia Ecuatoriana; AIDESEP, Asociaci6n Inter6tnica de Desa-
rrollo de la Selva Peruana. Para informaci6n sobre las organizaciones indi-
genas de Latinoam6rica ver los 7 vol. del Boletin de SAIIC (South and Meso
American Indian Information Center) que desde el vol. 7 aparece con el titulo
de Noticias de Abya Yala, Vol 7, N. 1 & 2, Julio/Agosto 1993, Oakland, Ca.
6. Saskia Sassen (1993: 61-63) sefiala que desde los principios de los anios '70
las corporaciones transnacionales (CT) empezaron a jugar un rol esencial en la
economia de los Estados Unidos y en las en la economia mundial, contando
con el 80% del comercio internacional de EE.UU. para fines de la d6cada del
'80. Un tercio del comercio internacional de EE.UU. fue en realidad un
comercio intra-empresas. Las corporaciones transnacionales se han vuelto las
mayores fuentes de flujo financiero a los paises en desarrollo. De esta manera
las CT se han vuelto las organizadoras estrategicas de la economia mundial y
su papel es central en la internacionalizaci6n de la producci6n de bienes y
sevicios.
7. Ver al respecto los trabajos clasicos de Andre Gunder Frank, Sidney Mintz,
Immanuel Wallerstein, Eric Wolf.
8. Esta es la intelectualidad que produjo las 1,200 paginas de la carta del
Quechua Huaman Puma al Rey Felipe II, Nueva Cor6nica y Buen Gobierno, y
las Relaciones Originales de Chalco Amequemecan del Nahuatl Francisco Do-
mingo Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin.
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